Trastornos del nervio vago
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Los trastornos que pueden derivarse de una compresión del nervio vago son numerosos y afectan, directa o indirectamente, a todo el organismo, ya que este nervio está conectado con la mayoría de los órganos.
Como se destaca en la página dedicada al sistema nervioso autónomo, entre los diversos efectos insidiosos del desalineamiento del Atlas, también se encuentra la compresión de varios haces nerviosos, incluido el nervio vago. Esta "estrangulación" interfiere con el flujo normal de impulsos eléctricos a lo largo de los nervios, alterando su intensidad o, en los casos más graves, bloqueando completamente la transmisión. Esto compromete las funciones que estos nervios realizan, especialmente si la compresión es importante y persistente.
Imagina las consecuencias en los órganos conectados a estos nervios, cuya función y regulación dependen de las señales que reciben. Es algo parecido a desconectar el cable de la antena que transmite la señal a tu televisor: el resultado es similar. A pesar de que el organismo cuenta con sofisticados mecanismos de adaptación y compensación para mitigar los fallos de funcionamiento, ¿qué ocurre si la compresión crónica del nervio vago supera estas capacidades?
La compresión vagal: una condición sigilosa
Permíteme explicarlo con una comparación. La compresión silenciosa de los nervios que regulan los órganos es para estos lo que una lesión en los nervios espinales representa para el cuerpo: una parálisis.
A diferencia de una interrupción de la médula espinal, que provoca una parálisis total o parcial inmediatamente reconocible, la "parálisis" de los órganos causada por la compresión del nervio vago es mucho más insidiosa. Los efectos pueden ser tan sutiles y difusos que ni siquiera un médico experto los asocia fácilmente con una disfunción del nervio vago. Cuando el nervio vago se ve comprometido, los órganos conectados no dejan de funcionar repentinamente, sino que comienzan a manifestar disfunciones que a menudo pasan desapercibidas o se atribuyen a otras causas.
La importancia del nervio vago
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El nervio vago, décimo nervio craneal, pertenece al sistema nervioso autónomo y es el nervio craneal más largo, ramificado e importante del sistema nervioso parasimpático.
El nervio vago está involucrado en la regulación de las funciones de casi todos los órganos internos. Inerva la laringe, la faringe, la parte superior del esófago, parte del sistema auditivo externo, el corazón, los pulmones, el estómago y el intestino.
Con un diámetro de 2-3 mm a la altura del cuello, el nervio vago corre junto a la arteria carótida y la vena yugular interna, situándose justo delante de la vértebra Atlas.
Funciones del nervio vago
NERVIO VAGO (Nervus vagus)
- regula el apetito
- regula la sudoración
- participa en la regulación del estado de ánimo
- estimula la producción de ácido gástrico
- contribuye a la regulación del ritmo cardíaco
- controla los movimientos intestinales durante la digestión (peristalsis)
Otra función importante del nervio vago es estimular la liberación de bilis de la vesícula biliar. La bilis es esencial en los procesos digestivos, favoreciendo la absorción de grasas y permitiendo la eliminación de sustancias no deseadas, como el colesterol excesivo y las toxinas.
El páncreas también se ve afectado negativamente por un nervio vago irritado.
Síntomas de compresión del nervio vago
Dependiendo de la gravedad y el tipo de desplazamiento del Atlas respecto a su posición óptima, puede generarse una presión e irritación del nervio vago y/o de otros nervios craneales.
Cuando la funcionalidad del nervio vago se ve comprometida (incluso por una osteoartritis cervical), pueden aparecer diversos síntomas:
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ANTES
DESPUÉS DE ATLANTOMED
- problemas de tiroides
- dolor de cabeza – insomnio
- náuseas – acidez estomacal
- mareos – síndrome de Ménière
- dolor cervical – rigidez del cuello
- estreñimiento crónico – diarrea sin causa aparente
- manos o pies habitualmente fríos
- latido cardíaco irregular o acelerado
- taquicardia (latido cardíaco acelerado)
- dificultad para tragar – nudo en la garganta
- enrojecimiento facial – sudoración excesiva
- desmayos repentinos (síncope vasovagal)
- insensibilidad u hormigueo en el cuero cabelludo
Nervio vago y crisis epilépticas
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Entre los trastornos asociados al nervio vago, también podemos mencionar la epilepsia. El realineamiento del Atlas puede tener un impacto positivo en la epilepsia, como se ha demostrado en varios casos tratados con Atlantomed.
El enfoque médico convencional para las crisis epilépticas graves implica una intervención quirúrgica en el nervio vago IZQUIERDO, seccionándolo (vagotomía) o inhibiendo su función mediante impulsos eléctricos generados por un estimulador implantado en el cuerpo. Desde nuestra perspectiva, se trata de un procedimiento invasivo que roza la barbarie.
El nervio vago IZQUIERDO es, estadísticamente, el más afectado por el desalineamiento del Atlas. ¿Es acaso una simple coincidencia? Este aspecto merece, sin duda, mayor atención y más investigaciones.
Nervio vago y desmayos (síncope vasovagal)
Uno de los trastornos más evidentes que a menudo se resuelve espontáneamente tras la corrección del Atlas con el método Atlantomed es el desmayo repentino, conocido también como síncope vasovagal.
La lipotimia, también conocida como pre-síncope, es una condición caracterizada por una sensación de inminente pérdida de conciencia y extrema debilidad, que puede preceder al síncope vasovagal o resolverse sin llegar al desmayo. Estas manifestaciones están relacionadas con una respuesta anómala del sistema nervioso autónomo, que provoca una repentina reducción del flujo sanguíneo al cerebro, ya potencialmente precario si las dos primeras vértebras cervicales están desalineadas.
Principales factores desencadenantes:
- Postura: estar de pie durante períodos prolongados o pasar rápidamente de una posición acostada a una posición erguida (hipotensión ortostática), especialmente si la postura base está comprometida.
- Estímulos físicos: inclinar el cuello hacia atrás, como al mirar hacia arriba, o presiones en la zona del cuello pueden estimular el nervio vago.
- Estímulos gastrointestinales: como toser, tragar, orinar o defecar (síncope situacional).
- Estímulos emocionales intensos: miedo, dolor, estrés o ansiedad pueden activar una respuesta vasovagal.
- Dolor o traumas físicos: experiencias dolorosas, como una inyección o una herida, pueden desencadenar el síncope.
- Fatiga excesiva: el agotamiento físico o mental puede contribuir al desmayo.
- Factores ambientales: ambientes calurosos, concurridos o mal ventilados pueden provocar una disminución de la presión sanguínea.
- Deshidratación: una reducción en el volumen de sangre circulante puede facilitar el desmayo.
Las situaciones desencadenantes mencionadas representan solo el evento detonante de una condición subyacente ya precaria. Entre ellas, el desalineamiento del Atlas es probablemente la causa más significativa, ya que tras la corrección de la primera vértebra, en muchos casos los síncopes no se han vuelto a manifestar, mientras que todos los diagnósticos y tratamientos médicos previos habían fracasado.
Además del Atlas, también podrían existir otros problemas mecánicos en la columna cervical que generen el mismo efecto de compresión sobre el nervio vago. Por ejemplo: vértebras congénitamente deformadas o desplazadas debido a laxitud ligamentosa o a lesiones articulares como consecuencia de accidentes o latigazo cervical, o artrosis cervical que haya degenerado los tejidos.
Una compresión del nervio vago por parte del Atlas tiene un efecto comparable a un falso contacto en un circuito eléctrico: durante el movimiento de los cables, el contacto precario entre los conductores genera chispas. De la misma manera, al comprimir repentinamente el nervio vago, que ya se encuentra en un estado funcional precario, especialmente durante la inclinación del cuello hacia atrás, se provoca un "cortocircuito".
Cuando el cuello vuelve a una posición neutral y la presión sobre el nervio se reduce, el nervio reanuda bruscamente la transmisión de señales, causando una hiperactivación. Este proceso lleva a una rápida disminución de la frecuencia cardíaca (bradicardia) y a una caída súbita de la presión sanguínea (hipotensión), lo que resulta en la pérdida de conciencia.
Al observar los casos de desmayos repentinos provocados por movimientos de la cabeza, se nota claramente que el desmayo siempre ocurre un instante después del movimiento del cuello.
Para profundizar en esta dinámica, pedimos a la chica del video, quien sufría de frecuentes episodios de desmayo, que se grabara constantemente con su teléfono móvil en un trípode mientras estaba en casa. Del análisis de los videos se observa claramente que el desmayo siempre ocurre justo después de realizar ciertos movimientos, pero nunca durante los mismos:
En el proceso que conduce al síncope, se hipotetiza una implicación de los vasos, incluyendo la arteria vertebral y las venas que la acompañan en su recorrido, así como la vena yugular, que ya se encuentra en condiciones precarias y se ve aún más comprimida por movimientos específicos.
Una rectificación del raquis cervical podría agravar la situación, reduciendo aún más el umbral de inicio del síncope.
El éxito de Atlantomed en los casos de síncope probablemente se deba a la mejora simultánea de diversas condiciones tan desfavorables que resultan críticas.
Testimonios de desmayos repentinos y vértebra Atlas:
Nervio vago y medicina convencional
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Cuando se menciona el nervio vago en la literatura médica, generalmente se hace de manera superficial y, me atrevería a decir, vaga: "...el nervio vago pasa por aquí, es así, ...el nervio vago realiza esta o aquella función". Sin embargo, la conexión entre el nervio vago y los trastornos derivados rara vez se toma en consideración de forma adecuada.
De hecho, incluso cuando los trastornos son claramente atribuibles a una disfunción del nervio vago, rara vez se le reconoce como el responsable, incluso en los casos en que su implicación es evidente. Un ejemplo es que, aunque la literatura médica menciona al nervio vago como una posible causa de la acidez estomacal, el médico siempre prescribe fármacos para neutralizar el ácido, sin investigar el problema vagal.
Ejemplos como este se pueden encontrar en abundancia. Es bien sabido que la medicina convencional prefiere centrarse en los síntomas en lugar de investigar la verdadera causa. A menudo, se invierten la causa y el efecto, ya que resulta más económicamente rentable tratar los síntomas que explorar posibles correlaciones con el nervio vago.
La razón de esta aparente "desaparición" probablemente reside en el hecho de que no existe una pastilla para "curar" el nervio vago.
Con el método Atlantomed, la compresión del nervio vago puede resolverse eficazmente en ciertos casos. Quienes se someten al tratamiento suelen reportar mejoras significativas o una desaparición completa de los trastornos vagales. Solo después de la resolución del problema se hace evidente lo amplio que era el espectro de síntomas asociados a una compresión del nervio vago. Esto sugiere que las repercusiones de un nervio vago comprometido son mucho más profundas y extendidas de lo que se había supuesto hasta ahora.
Entrevistas en video sobre trastornos del nervio vago
Puedes hacerte una idea de lo mencionado escuchando los testimonios de las personas tratadas con el método Atlantomed en relación con el nervio vago.
Relatos después del realineamiento del Atlas
Algunos testimonios del foro
- Silvia17: Laberintitis y trastornos del nervio vago
- Melfi Raffaele: Solución a mi SÍNDROME VAGAL
- Fran: Cervicales, dolores de cabeza y otros trastornos del NERVIO VAGO
- Marco1990italia: Trastornos vagales: vértigos y trastornos gastrointestinales
- Otros testimonios: Trastornos del nervio vago (vasovagales) y otros
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