La inclinación de la pelvis según médicos y ortopedistas
Cuando se consulta a un médico u ortopedista por una pelvis inclinada, a menudo se diagnostica una "pierna más corta". Sin embargo, esta afirmación casi nunca se corresponde con la realidad.
Según un estudio realizado por Burkhard Hock, menos del 4 % de las personas presenta una verdadera diferencia anatómica en la longitud de las piernas (heterometría). En el 96 % restante de los casos, la inclinación de la pelvis se debe a un desequilibrio funcional del sistema musculoesquelético, que provoca una rotación hacia adelante o hacia atrás de una cadera en relación con la otra. Como se muestra en el video anterior, el desplazamiento de la cadera altera la longitud aparente de las piernas, pero no su medida real. Además, la rotación de la pelvis puede ser consecuencia de una escoliosis lumbar.

Para diagnosticar "con precisión" la dismetría pélvica, los médicos y ortopedistas suelen recurrir a una radiografía de la pelvis. Este enfoque introduce un error de perspectiva significativo: la pelvis, una estructura tridimensional (altura x ancho x profundidad), se reduce a una imagen bidimensional (altura x ancho).
Esta limitación lleva a interpretar incorrectamente una cadera que, en realidad, está adelantada o retrasada espacialmente como una supuesta "cadera más alta", lo que genera diagnósticos erróneos de dismetría de las extremidades inferiores. Los expertos en fotografía y física reconocen inmediatamente la naturaleza de este error.
Para corregir esta supuesta dismetría, a menudo se prescribe una plantilla ortopédica que modifica artificialmente la longitud de una pierna. Esta práctica introduce un desequilibrio adicional en el sistema musculoesquelético, agravando frecuentemente el dolor de espalda en lugar de aliviarlo. Se le dice al paciente que su cuerpo "debe acostumbrarse".
Normalmente, la plantilla solo compensa parcialmente el supuesto desnivel, ya que una corrección completa resultaría intolerable. Con el tiempo, el cuerpo se adapta a la postura alterada inducida por la plantilla. Una vez que se ha acostumbrado, retirarla puede intensificar el dolor, obligando al paciente a seguir utilizándola. De hecho, las plantillas son una prótesis que genera una verdadera dependencia postural.
Las plantillas ortopédicas pueden ser adecuadas en el 4 % de los casos en los que existe realmente una diferencia en la longitud anatómica de las piernas (heterometría), mientras que en el 96 % restante resultan perjudiciales.
Después de muchos años de "siempre se ha hecho así", están ganando popularidad las plantillas propioceptivas, que ofrecen un enfoque menos problemático. Estimulan el pie sin crear un alza, evitando así que los desequilibrios se agraven.
A médicos, ortopedistas y terapeutas de diversas disciplinas se les enseña a considerar el sistema musculoesquelético desde abajo hacia arriba (ascendente), interpretando la inclinación de la pelvis como una consecuencia de una diferencia en la longitud de las piernas. Esta perspectiva, aparentemente lógica, no tiene en cuenta la verdadera complejidad del cuerpo humano. Un análisis más profundo revela un sistema dinámico e interconectado, influido por muchas variables que las antiguas teorías ortopédicas, con su enfoque estático, siguen ignorando.