Si, por el contrario, se duerme de lado, sosteniendo el brazo sobre la cara como para esconder la cabeza en la axila, la presión prolongada sobre la mandíbula y el maxilar puede distorsionar toda la arcada dental del lado afectado hacia adentro, incluso desplazando los dientes.

Se puede reconocer inmediatamente a las personas que duermen en la posición descrita anteriormente observando atentamente su cara y sus dientes. Se puede observar la adaptación de la arcada dental a la presión en el punto donde el brazo suele apoyarse en la mejilla, obteniendo invariablemente de ellos la confirmación de la posición en la que suelen dormir. Estas personas se sorprenden mucho de que alguien pueda reconocer su posición al dormir simplemente mirándolas, ya que rara vez alguien asocia una deformación de la cara con su posición al dormir.
Sabemos que cualquier estrés habitual prolongado conduce a una adaptación de la estructura en cuestión. En este caso, la adaptación produce un resultado peor. Incluso si, de vez en cuando, se cambia de posición durante la noche, el daño es claramente visible y evidente. Si a dormir boca abajo, en una posición que traumatiza la mandíbula, le añadimos las consecuencias negativas de un Atlas permanentemente desalineado, ¡tenemos todo un panorama!

Hay personas que se preguntan por qué se levantan por la mañana más cansadas de lo que van a dormir, aunque descansen en una cama cómoda, mientras que otras parecen dormir bien hasta en las rocas. Los primeros en ser culpados son el colchón y la almohada. Nos encontramos con personas que han probado muchas almohadas e incluso varios colchones, sin poder mejorar la situación.

Nadie duda de que un buen soporte para dormir es esencial para una buena noche de sueño, pero la combinación de una posición inadecuada para dormir y una columna cervical con las primeras vértebras desalineadas es perjudicial. Después de gastar hasta miles de euros para comprar la mejor cama disponible, muchos descubren que la situación y su dolor no se han resuelto. No es raro que las personas que se someten a Atlantomed digan que si hubieran descubierto el método antes, se habrían ahorrado mucho dinero y dolor.

Otro fenómeno a tener en cuenta: las paredes de las venas no son tan rígidas como las de las arterias correspondientes, sino que tienden a colapsar sobre sí mismas. Son la gravedad y el peso de la sangre que cae los que los mantienen abiertos. Cuando se está acostado, esta ayuda falta y toda la presión necesaria para hacer circular la sangre debe ser generada por el corazón.

Por esta razón, acostarse puede agravar ciertos problemas físicos que afectan a las venas y a la circulación. Si a esto le añadimos la compresión de los vasos, causada por un Atlas o epistrofio mal alineado, y una constricción adicional debida a la torsión del cuello para mantener la cabeza girada hacia un lado durante muchas horas consecutivas, puedes imaginar el resultado por ti mismo.

Un bloqueo de la primera vértebra cervical limita la rotación de la cabeza hacia un lado y obliga a dormir con la cabeza siempre girada hacia el lado contrario. Esta situación limita en un 50% la libertad de alternar entre los dos lados durante el sueño. La presión prolongada sobre el aparato masticatorio, dificulta la circulación sanguínea, traumatiza los dientes, las encías, las articulaciones de la mandíbula, los nervios y los músculos implicados.

Como la situación se repite todas las noches durante muchas horas, con el tiempo se producen daños permanentes en el sistema masticatorio, los dientes se deterioran y la mandíbula se desvía (maloclusión dental), con repercusiones negativas en el resto del organismo.

Puede tranquilizarle saber que dormir boca abajo no cambia la alineación del Atlas.